Roberto Rábago
“He resuelto mi papel como docente e instructor de clases de música aplicando el método/filosofía Dalcroze, usando […] el género en el que mejor me desempeño, el jazz”
Émile Jaques-Dalcroze (Viena, Austria 1865-1950), fue un compositor (músico, productor, promotor, etc.) y pedagogo que entre los años de 1892 a 1910, desarrolla un método para la enseñanza musical a través del movimiento, como resultado de su práctica docente dentro del Conservatorio de Ginebra, Suiza, donde era profesor de Armonía.
Esta búsqueda de recursos y estrategias didácticas le lleva a encontrar un enfoque multidisciplinario, apoyado en gran parte por ejercicios y dinámicas propias de la danza, para aplicar en la enseñanza musical. De esta búsqueda, y a partir de la práctica y la “tradición oral”, surge el método/filosofía Dalcroze. Agrego un enlace a una nota biográfica que publica el Instituto Jaques-Dalcroze en su página web: Bio, Émile Jaques-Dalcroze
Los tres pilares fundamentales en la práctica del método/filosofía Dalcroze, son: solfeo, rítmica e improvisación.
El solfeo, se refiere a la traducción, a través de una ejecución práctica, de la lectura de un elemento musical, puede ser un patrón rítmico, melódico, etc., y suele practicarse a través de ejercicios de verbalización y/o a través del uso de palmadas, pisadas y otras técnicas para generar sonidos a partir de movimientos corporales.
La rítmica se refiere a la integración-asociación de movimiento a un estímulo sonoro/musical.
La improvisación es el recurso/herramienta que permite desarrollar una idea, en este caso, una idea musical o de movimiento (gesto), de forma espontánea y con el propósito de explorar las características elementales de la misma.
Ahora, los cinco elementos básicos para cumplir con los criterios de este método son: espacio, grupo, música, materiales y movimiento.
Así que, si se cumplen los tres pilares y los cinco elementos básicos (o la mayoría), se considera una “clase Dalcroze”.
Este es el punto de partida.
El vínculo con el jazz
La música es un lenguaje.
El jazz, a mi entender, más que un género musical, es una “lengua” (idioma), dentro del lenguaje de la música.
En mi experiencia con el método/filosofía Dalcroze, me he encontrado con la imperiosa necesidad de estudiar para desarrollar mis habilidades en el piano; ya que Émile Jaques-Dalcroze fue un pianista destacado y además era compositor, dejó como parte de su legado una gran colección de canciones y piezas para piano diseñadas para ejercer su método/filosofía, además de establecer una dinámica de transmisión oral del conocimiento del mismo, hecho que refuerza la aplicación del sistema a partir del piano como instrumento de acompañamiento de las dinámicas con música en vivo.
Al no ser el piano mi instrumento principal, me descubro corto de repertorio y de recursos instrumentales… Esto, como docente, es un problema. Afortunadamente, tiene solución: estudiar piano! Claro que, es una solución a mediano y largo plazo…
En tanto, mientras continúo mi proceso formativo en el piano, he resuelto mi papel como docente e instructor de clases de música aplicando el método/filosofía Dalcroze, usando mi instrumento principal, que es la guitarra (y también uso el piano)… y el género en el que mejor me desempeño, el jazz (y también uso música de otros géneros, incluído el clásico).
Este enfoque es algo distinto del estándar, que se apoya principalmente en el uso de música “clásica”, sin embargo este enfoque me ha permitido desempeñar mi labor docente de forma natural, al estar concentrado en la actividad en turno, y en la experiencia que viven mis estudiantes, sin ocuparme demasiado sobre la ejecución pues es de un instrumento que domino, en un lenguaje musical que conozco y manejo con facilidad.
Así que decido usar el jazz desde la guitarra (y el piano) para aplicar el método/filosofía Dalcroze en mis clases de estimulación musical, iniciación musical, solfeo, entrenamiento auditivo, ejecución instrumental y hasta en clases de armonía y composición musical, con muy buenos resultados.
Considerado todo lo anterior, y sin mayores pretensiones, presento en este artículo una serie de argumentos, a través de algunos ejemplos, en los que fundamento el uso del jazz como lenguaje musical dentro de la dinámica de una clase Dalcroze.
Fundamentos, aplicación
En primera instancia, me remito a los tres pilares fundamentales en la práctica del método/filosofía Dalcroze, que son: solfeo, rítmica e improvisación.
El solfeo
El ejercicio del solfeo en la enseñanza musical, suele ocurrir en un entorno escolarizado, generalmente desde un enfoque tradicional riguroso, en el que se pretende entrenar al estudiante a reaccionar de forma ágil y precisa para interpretar y ejecutar de forma simultánea un contenido musical, a esta habilidad se le conoce como lectura a primera vista. El desarrollo de esta habilidad es fundamental para la práctica profesional de un concertista y de cualquier instrumentista que se apoye en la lectura musical para su desempeño.
Dentro de este esquema tradicional, encontramos innumerables ejemplos de músicos instrumentistas virtuosos, altamente capacitados y claros ejemplos de su exitoso desempeño en la lectura a primera vista… también encontramos innumerables ejemplos de músicos instrumentistas autómatas del instrumento que ejecutan de forma mecánica el repertorio del que participan.
Dalcroze plantea un ejercicio experimental del solfeo, es decir a partir de la experiencia. Este enfoque permite que el practicante del solfeo experimente a través de su cuerpo y voz como instrumento y medio musical primario. De esta manera, el practicante del solfeo se involucra de forma integral y profunda.
La práctica que propone Dalcroze parte de un conocimiento empírico, fundado en la sensación que experimenta el participante del solfeo y, en una segunda instancia se puede racionalizar el concepto para representarlo (y traducirlo) gráficamente; a diferencia del enfoque tradicional, que por lo regular parte de la racionalización del concepto seguido de la práctica.
Bueno, y ¿todo esto, que tiene que ver con el jazz?
Nada, y todo a la vez
En el jazz, al igual que en la práctica Dalcroze, se suele partir desde la experiencia.
En mi experiencia, lo primero que aprendí fue a contar… al estilo del jazz, solo marcando los pulsos 2 y 4, de un compás de cuatro pulsos, que es la medida común. Es decir, se cuentan medidas de cuatro pulsos, pero solo se marcan ( o acentúan) el segundo y cuarto pulsos, de forma constante.
Esta práctica es clave para que una música suene a jazz, es parte del estilo. Y, aunque es posible representar esta práctica de forma gráfica en una partitura, y racionalizar de esta manera el concepto, y para ello anexo un ejemplo (ver Ejemplo 1):
En el Ejemplo 2, se ilustra la diferente ejecución del solfeo, con un criterio clásico vs un criterio jazzero (ver Ejemplo 2):
La Rítmica 1, ilustra la representación gráfica de sonidos de duraciones distintas dentro de una unidad métrica (compás) de cuatro pulsos, con una lógica de división binaria equivalente donde, en el primer compás se representa un sonido con duración de los cuatro pulsos del compás; en el segundo compás se presentan dos sonidos con duración de dos pulsos cada uno; en el tercer compás se presentan cuatro sonidos con duración de un pulso cada uno; y en el cuarto compás se presentan dos sonidos equivalentes por cada pulso del compás. En el cuarto compás es que se presenta ahora una sub-división del pulso, también con una lógica binaria de fracciones equivalentes. Este es el criterio “clásico” o “standard” de la subdivisión del pulso, en este contexto.
La Rítmica 2, ilustra la representación gráfica de sonidos de duraciones distintas dentro de una unidad métrica (compás) de cuatro pulsos, con una lógica de división binaria equivalente donde, en el primer compás se representa un sonido con duración de los cuatro pulsos del compás; en el segundo compás se presentan dos sonidos con duración de dos pulsos cada uno; en el tercer compás se presentan cuatro sonidos con duración de un pulso cada uno; y en el cuarto compás se presentan tres sonidos equivalentes por cada pulso del compás. Este criterio de sub-división ternaria del pulso no es exclusivo del jazz. Se presenta en mucha música clásica y también en música tradicional de diferentes culturas; solo que se en una transcripción de la escritura, se representa con alguna unidad métrica de naturaleza mixta o compuesta, en la que la sub-división del pulso, de origen, es ternaria.
En la Ejecución “jazzera” de la Rítmica 1, se ilustra el resultado de la lectura del cuarto compás con un criterio “con swing”, que se refiere al efecto columpio que se genera al considerar que el primero de los sonidos agrupados en el primer pulso tenga duración de dos terceras partes equivalentes, y el segundo la parte restante.
Para comprender esta diferencia, es necesario practicar las dos formas. De esta necesidad de práctica a priori, encuentro mucha congruencia con el método/filosofía Dalcroze.
El jazz en la Rítmica
Para ejemplificar esta relación, me remito a la práctica de los cuatro desplazamientos básicos contemplados en el método/filosofía Dalcroze, que son: caminar, correr, galopar y salticar.
En la aplicación de los ejercicios de desplazamiento, se suele acompañar la dinámica con el piano. Un recurso común a utilizar en estos ejercicios es el uso de Bajos de Alberti, que es una herramienta práctica característica de la música del periodo clásico.
La alternativa “jazzera”, “walking-bass-line
El jazz en la improvisación
El jazz es improvisación. La práctica “standard” en el jazz es comenzar tocando el “tema” o melodía principal una o dos veces(en ocasiones precedido de una intro…frecuentemente de carácter improvisatorio), seguido de turnos de solos, es decir, se mantiene una base rítmica para acompañar a uno o varios solistas durante la estructura de la pieza musical. La duración de los solos es determinada por los solistas, la banda o el arreglo. En esta sección, se acostumbra permitir que cada solista aporte un ejercicio de improvisación a partir de los elementos musicales presentados en la melodía principal, aunque puede ocurrir cualquier cosa…(jaja).
Una vez finalizada la sección de solos, la costumbre es regresar a la ejecución del tema o melodía principal, y concluir la pieza.
En esta sección intermedia de solos encontramos innumerables ejemplos de ejercicios de improvisación documentados en grabaciones legendarias por los “jazzistas” a lo largo de la historia discográfica del género.
Justificación estética
Yo soy mexicano, vivo en Ciudad de México. En esta ciudad he desempeñado mi práctica docente que comienza en mayo del año 2002. A la fecha, la mayoría de mis estudiantes tienen un perfil cultural mucho más cercano a la música popular (rock, pop, funk, boleros…etc.) y tradicional (mariachi, canción ranchera, son jarocho), que a la música clásica. Tiene que ver con la cultura, la educación y los valores de la sociedad general.
Es una realidad cultural muy diferente a la de una sociedad europea, o eurocéntrica, en las que la música llamada clásica es una manifestación cultural de un periodo histórico de su sociedad. La práctica de Dalcroze surge en este entorno eurocentrista, y es natural que se utilice la música que representa a su sociedad, y también es natural la respuesta de los estudiantes a una tradición de su cultura. Se aprovecha la inercia que brinda la identificación cultural.
Ha sido en parte por la afinidad de la mayoría de mis estudiantes hacia la música popular en México y Latinoamérica en general (y en parte por mi propia afinidad también) que he encontrado muy conveniente el uso del jazz como lenguaje principal en mis dinámicas de clases siguiendo el método/filosofía Dalcroze.
Al respecto, fundamento mi práctica a partir de la aplicación de un principio de musicoterapia, el concepto de ISO que establece Benenzon (Identidad Sonora…):
“El principio de ISO-Arquetipos (Jung)-Imprinting (Lorenz)
Defino el concepto de ISO como el conjunto infinito de energías sonoras, acústicas y de movimiento que pertenecen a un individuo y lo caracterizan.
Este movimiento energético interno está formado por la herencia sonora, por las vivencias sonoras gestacionales intrauterinas y por las experiencias sonoras desde el nacimiento hasta la edad adulta.”
La Identidad Dalcroziana.
Ya que comenzamos a hablar de identidad, a partir del concepto de ISO, aprovecho para referirme a la Identidad Dalcroziana.
En el libro que publica Bachmann sobre la Rítmica Dalcroze, dedica un apartado dentro del capítulo de introducción, al concepto de Identidad Dalcroziana, en el que subraya la posibilidad de referirse al “método” creado por Dalcroze con otros términos como “empresa”, “enfoque” o “experiencia”, dada la naturaleza flexible y de carácter improvisatorio de este “método”. Es por este motivo que decido referirme al mismo como método/filosofía, ya que es más un criterio que un instructivo.
Conclusión
El jazz funciona perfecto, en la opinión del autor, como lenguaje musical de acompañamiento en las dinámicas de enseñanza musical en la aplicación del método/filosofía Dalcroze.
Ciudad de México, a 23 de febrero de 2023